Escribo este blog el día 1 de enero, día de transición, pensando acerca de las posibilidades que tenemos de que realmente este nuevo año también sea algo así: un puente entre lo pasado y lo nuevo por venir, es decir, entre la corrupción y la honradez, entre la especulación y el esfuerzo diario por crecer, entre el paro y el empleo, las leyes y la justicia, los poderosos y los emprendedores. 2008 y 2009 pasarán a la historia por su gran cantidad de eventos socio -económicos negativos. Arrancamos una nueva década con demasiadas incertidumbres y problemas; en este escenario no es difícil mejorar, lo difícil es prosperar, que es lo que imperiosamente se necesita.
Es muy probable que este año se confirme la estabilización del mercado inmobiliario en cuanto a precios x m2. Únicamente las zonas o barrios con mayor oferta de obra nueva terminada o los más antiguos y deteriorados seguirán a la baja. La demanda ha vuelto al mercado, aunque la banca todavía no. Y ya se sabe: cuando hay exceso de trigo en el almacén, se acaba recortando la producción para mantener el precio, algo que, paralelismos aparte, ocurre en el mercado de segunda mano. Quizá nos merezcamos la actual restricción del crédito, ya que cada uno de nosotros nos hemos dejado seducir por el dinero fácil, pero lo verdaderamente lamentable es que quien nos sedujo ahora nos deje morir para salvar su pellejo.
Si llegamos a iniciar un camino de transición, no hay duda de que será largo, ya que no hay indicios de mejoría clara. Nuestro modelo productivo está agotado y el dinero apenas se mueve. Los cambios profundos que necesitamos no se fabrican y materializan en dos días, así que si este 2010 es finalmente un año de transición, la gran pregunta es hacia qué…
FELIZ AÑO NUEVO.