Con la aprobación de la Ley de Eficiencia Energética, se está hablando mucho del ahorro energético y del aislamiento de las viviendas. Se estima que la gran mayoría de viviendas construidas antes de la entrada en vigor del código técnico de edificación de 2007 sacará “mala nota” en el certificado de eficiencia energética.
Según se calcula, una vivienda de clase “A” tendrá un 15-20% de gasto menos que una de clase “C”, y hasta un 50% menos que en clase “G”.
La energía térmica se pierde a través de paredes, techos, suelos ventanas o puertas. En total se puede perder hasta el 35% del calor que se genera en una casa, lo que conlleva a su vez un mayor gasto económico.
Colocar ventanas dobles o de PVC, suelos con aislamiento térmico o inyectar aislamiento en espuma en las paredes son medidas que contribuirán a mejorar la eficiencia energética de una casa.
Pero no hace falta realizar grandes obras para ahorrar energía. Cambiar las bombillas por unas de bajo consumo o LEDs contribuirá al ahorro energético. Además, como la vida de estas bombillas es mayor, también supone un ahorro económico a largo plazo. Los detectores de presencia en pasillos y zonas de paso ayudarán controlar el gasto evitando que las luces de estas zonas estén encendidas cuando su uso no es necesario.
Colocar un termostato en la calefacción es una forma de mantener la temperatura de una vivienda estable sin derrochar energía. La temperatura adecuada es entre 20-22 grados.
El calor se pierde en gran parte a través de puertas y ventanas. Sellarlas con silicona y colocar burletes en las puertas evitará esta pérdida. Además, toldos y cortinas son una buena forma de mantener la casa fresca en verano y evitar la pérdida de calor en invierno.
Las alfombras evitarán que el calor se escape por los suelos. Se estima que una vivienda pierde un 15% de calor por el suelo.
Por último, aprovecha los planes renove para mejorar tu casa. De esta forma tu vivienda obtendrá una mejor calificación energética en un futuro.