Pido perdón por reutilizar esta frase del título, pero la visualice hoy tomando un café a mediodía…y me dije…jopé con estas series de TV..que no se acaban nunca y no avanzan ni queriendo…»vaya» ¡IGUAL QUE LA CRISIS ACTUAL!..
Ya estamos en el cuarto año y ciertamente está siendo el más duro. En el sector inmobiliario la confianza de la demanda y la carencia de financiación están en mínimos históricos. Por otro lado el mercado de alquiler vive momentos también difíciles a pesar que la oferta y la demanda no cesan. Las dudas de los clientes siguen siendo muchas, debido a la incertidumbre y a la tremendra contracción de la economía.
Pero curiosamente es en estos momentos «revueltos» donde está emergiendo la figura del asesor profesional inmobiliario: un profesional que ha aprendido la lección, que ha sabido adaptarse, formarse y evolucionar, para competir en un nuevo mercado donde las reglas han cambiado sustancialmente, donde poner un cartel o anuncio, enseñar tu casa con la mejor voluntad y preparar un contrato de señal, no son las claves de la buena venta.
Cierto que seguirán existiendo los oportunistas y los chapuceros. El cliente debería identificarlos a tiempo pero antes debería darnos la oportunidad de demostrar que somos capaces de aportar auténtico valor añadido.
Ese valor que logra:
- Qué la casa se venda de acuerdo a un plan definido y realista.
- Con clientes motivados a vender y a comprar de acuerdo al mercado actual.
- Alquilar la vivienda con garantías para ambas partes y en función de sus intereses.
- Y hacerlo siempre sin problemas, sin molestias y al mejor precio.
La crisis ha evolucionado y, los que estamos en el barco, sabemos ya que la tormenta, aún por barrios, comienza a amainar. Se acercan mejores tiempos para el sector, donde primará la estabilización y la mesura y donde la financiación se normalizará. En ese cercano escenario, la asesoría en general y la inmobiliaria en particular, tienen sin duda en España un apasionante camino por delante. No en vano somos de los paises europeos con el más bajo nivel de cuota de mercado en transacciones inmobiliarias asistidas por un profesional. Y no es que los españoles fuésemos más listos que los demás, simplemente arrastrábamos antiguos prejuicios.
Pero todo ello está mejorando muy deprisa y el sentido común sabrá imponerse. Un abogado, un asesor fiscal o financiero, un orientador laboral o social, un psicologo de pareja, un «personal trainer» y, como no, un asesor inmobiliario, generalmente son profesionales bien formados y con cierta disposición natural -vocacional- para ayudar al usuario o cliente.
Comprar y vender bien «en tiempos revueltos» es posible: «si sabes cómo»…