Cuatro años largos llevamos de crisis inmobiliaria y todavía no vemos la luz. El 2011 nos ha traído una fuerte recaída después del placebo fiscal que nos inyectaron en 2010. Soy de los que pienso que (como le oí ayer a algún tertuliano) no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época, por llamarlo de alguna forma.
Pero a lo que voy. Si un modesto agente inmobiliario de Alcorcón, pudo en buena medida anticipar la fuerte crisis del 2008, ya viendo los síntomas claros en 2007, ¿cómo es que esos «activos» banqueros no lo vieron?…RESPUESTA: pues claro que lo vieron, lo vieron perfectamente pero siempre pensaron que la globalización de la crisis no les afectaría o que era muy poco probable, a fin de cuentas ellos están para ganar dinero a corto prestando a largo, basado en un despreciable ratio de morosidad histórico. La cosa no iba cambiar fácilmente, pensarían.
Pues ahora se encuentran en una gran encrucijada, ya que no tienen dinero para prestar, pero sí que tienen un gran problema para recuperar parte de lo prestado y un problema todavía mayor para devolver lo que ellos mismos pidieron prestado (la banca española tiene que negociar la refinanciación de más de 130.000 millones de euros en 2012). Y mientras tanto van tirando a base de las ayudas del FROB y de prestar dinero al Estado al 6%, que siempre es más sencillo, seguro y lucrativo que prestárselo a un loco empresario/emprendedor, por poner un ejemplo.
Y qué decir de las viviendas adjudicadas. Han estado 2 años viéndolas venir, lamiéndose pequeñas heridas y ahora, cuando el BdE por fín les apretó, entran en estampida en el mercado inmobiliario, llevándose por delante todo lo que pillan (en 2011 los ajustes de los precios de las viviendas de los bancos ha sido de más del cuádruple del ajuste medio del mercado de segunda mano), canibalizando el mercado, los clientes compradores, los portales inmobiliarios de internet, hundiendo agentes inmobiliarios (a otros dándoles migajas) y a los propietarios vendedores de segunda mano.
Y a pesar de todo, los «activos» banqueros, que veneran la máxima de «poderoso caballero…», han vuelto a cagarla al confundir un negocio «de personas» con un negocio de «dinero y/o recursos», intentando vender como sea viviendas adjudicadas, muchas de ellas infumables, simplemente bajando precio y atosigando a sus clientes de siempre, esos pequeños y medianos ahorradores o inversores.
A finales de 2011 todavía no se han dado mucha cuenta que los pisos ya no se despachan, que ya no son una excelente inversión, sino una gran responsabilidad, un riesgo cierto y que hay otras opciones a la compra de vivienda. De tal forma que no escuchan, ni estudian a su comprador potencial, no le asesoran y les importa un bledo el problema en que están metiendo a un honrado ciudadano que ha confiado en esa entidad durante años. Todo vale, la banca siempre gana.
Eso es lo que nos diferencia a los asesores inmobiliarios bien formados, que seguimos trabajando a pesar de todo. Nosotros sabemos bien cuáles son las claves de nuestro negocio, sabemos cómo aportar valor añadido y creemos en la labor que hacemos y en lo necesaria que es, hoy más que nunca.
Una de mis luchas principales es que mi cliente diferencie a un experto asesor, que sin duda le va a ayudar a acertar, de un tiburón oportunista. Pues ahora, ese tiburón se ha convertido en un auténtico monstruo insaciable. Cuidado con él.